jueves, 19 de abril de 2018

Nara-Hiroshima-Isla de Miyajima

Hola a todxs!!!

Sigo con la crónica de nuestro viaje por tierras niponas, fueron dos días de lo más intensos pero mereciendo la pena:

Día 4

Nos levantamos bastante pronto (aunque descubrimos que no lo bastante) para coger el primer tren que nos llevaría a las afueras de Kioto para ver el santuario sintoista Fushimi Inari, es uno de los templos más famosos de Kioto por estar plagado de miles de toris en ofrenda a Inari, patrón o deidad que protege las cosechas de arroz y los negocios, la verdad que es bastante impresionante, el monte Inari con varios senderos flanqueados en todo momentos por estos toriis nos pillaba un poco mal de hora así que a mitad de subida nos volvimos para coger el tren que nos llevaría a Nara. Como consejo para la visista del Fushimi Inari, madrugar mucho, sino puede que os pase como a nosotros que a las 9:30-10 comienzan a llegar oleadas de turistas y se hace la visita un poco agobiante, también es cierto que a mitad de subida los turistas más light se dan media vuelta y llegar a el camino se libera bastante y se hace más comodo pasear y hacerse las típicas fotos.



En nuestra visita a Nara, visitamos un parquecito donde encontraremos mogollón de ciervos (muy gracioso como te hacen "una reverencia" para pedir comida) y el templo del gran buda, en Nara está el segundo buda más grande de Japón con 15 metros de altura, 45 toneladas de bronce y 160 kg de oro ¡Casi nada! Comimos unos onigiris en la estación, antes de coger otro tren para ir a Hiroshima. Ojito con la puntualidad japonesa, tuvimos un pequeño despiste con un tren por ser más puntual que los japoneses (lo cogimos 3 minutos antes), así que casi nos vamos a cuenca pero lo pudimos solventar en Osaka.






En  Hiroshima no pudimos resistir la tentación de probar una de las especialidades locales a cenar un okonomiyaki (pizza típica de la zona) en Okonomi-mura, un edificio de 3 plantas dedicadas unicamente a preparar este plato, y no es para menos, estaba lleno de japonenes y turistas degustando lo que me parecido uno de los mejores platos que he comido en Japón. Tras la copiosa cena fuimos al parque de La Paz donde están varios monumentos por la caída de la bomba atómica “little boy” la antorcha que según dicen, nunca se apagará hasta que no quede ninguna bomba atómica  en el mundo. Ciertamente es un sitio emotivo y lleno de nostalgia.


























Día 5

Uno de los platos fuertes de nuestro viaje era la visita a la isla de Miyajima... BRUTAL! Nada más llegar hacemos el check in en uno de los pocos albergues que hay, de ahí nos vamos a ver el gran torii aprovechando la pleamar, la verdad que se ve espectacular  verlo flotar en el mar cuando pasan las barcas al lado y ves lo chiquititas que pasan. Aunque no hay que desaprovechar si se puede la bajamar para poder pasear por la playa hasta la base y poder verlo con tus propios ojos, además de que parece curioso ver como aprovechan los pescadores de la zona la hora para recoger ostras que puedes comer en cualquier restaurante de la isla.

Aprovechamos que tenemos tiempo para subir el monte Misen andando, se puede subir con funicular pero pensamos que eso lo dejamos para los guiris vagos 😅. Son 530 metros de desnivel en 2,5 km así que da un desnivel majo para una excursión de domingo, desde la cima se ve toda la isla y alrededores.

Nos bajamos parando de camino al pueblo por un templo donde hay un montón de buditas que están todos con gorro de lana, en el pueblo hemos comido unos udon con algas, otros con curry, una especie de oyakodon y ostras, Por la noche estuvimos viendo el torii con iluminación y echando lo que parecía una cerveza... pero era whisky con soda enlatado!!!!








lunes, 9 de abril de 2018

3 días en Kyoto

Hola a todxs!

Lo prometido es duda, así que vamos a contar un poco nuestros primeros días en Japón, y más concretamente en la ciudad de Kioto.

Dia 1:

Nuestro primer Oyakodon
Salimos desde Zaragoza dirección Madrid para coger el primer vuelo con destino a Roma (2 horas y media más o menos). Tenemos que el enlace con el vuelo a Narita en menos de una hora, minipunto para la compañia Alitalia porque no tienes que esperar de forma insufrible en un aeropuerto entre avión y avión, además las comidas/cenas del vuelo de 12 horas y media a Tokyo son relativamente buenas para ser comida de avión. Ya en Narita, lo primero que hicimos fue cambiar dinero, que es lo más sencillo del mundo y sale bastante a cuenta, canjeamos el JR PASS y comprado la suica card (tarjeta para metro y bus), con todos nuestros quehaceres resueltos, tomamos el primer shinkansen para llegar a Kioto.

Vistas de la ciudad desde el rio Yodo-Gawa
Nuestra primera comida propiamente japonesa fue oyakodon (donburi con pollo y huevo) buenisimo y tirado de precio en la puerta de la estación de tren. Para bajar la comida y como teniamos muchas ganas de comenzar a ver Japón, pateamos por la orilla del río Yodo-Gawa hasta el albergue (8 km de nada con los mochilones), nos alojamos en Kioto en el albergue Lund House (muy recomendable), con la noche echada,  para cenar hemos ido a la ramen street, que justo estaba localizada al lado del albergue  y pudimos probar nuestro primer ramen japones en el típico bar de barra y taburetes que se ven en películas y series. Curioso que muchos locales, para pedir la comida, lo que hay que hacer es sacar un ticket en una máquina expendedora en la puerta para que dentro te sirvan. Tras unas cervecillas y charradas con el compañero de habitación, nos recogemos para tomar fuerzas para afrontar los días que nos quedan en el país del sol naciente.

Cenando Ramen

Dia 2:
Desayuno tradicional japonés

Desayunamos en el albergue un “desayuno japonés”, consistente en sopa de miso, arroz y un plato con tortilla, algas y pescado, MUY RICO!

Después hemos alquilado unas bicicletas y para realizar las visitas que teniamos en mente realizar, entre ellas, el templo dorado (kinkaku-ji), en teoría de los más bonitos de Kyoto pero ha sido un poco decepción, sobre todo después de visitar el templo ninna-ji, precioso templo que puedes visitar por dentro, además de su pagoda de 5 pisos y 36 metros de altura y un jardín lleno de cerezos que lástima que aún no habían florecido porque hubiera sido ya la guinda para el pastel de la mañana.
Panorámica del templo Ninna-ji


Hemos parado a comer unos bento de supermercado, opción barata y rápida ya que puedes comprar bandejas frescas, te las calientan en el propio establecimiento y puedes comer allí mismo (está mal visto comer mientras caminas y en bici hubiera sido complicado).

Después de comer, volvemos a los pedales, nos perdimos un poco y dimos alguna vuelta de más para visitar el bosque de bambú y otro templo por fuera (no recuerdo el nombre) en la zona de Arashiyama, zona bastante turistica, de hecho, el bosque de bambú se desluce un poco con la cantidad de gente que hay, así que para poder disfrutarlo a tope, lo ideal es madrugar y verlo antes de que llegue la primera oleada de visitantes. Ya en el camino de vuelta hemos pasado por las galerías comerciales de Teramachi dori, con tiendas de todo tipo y puestecitos de comida. Ya por la noche  nos hemos echado un sake en un pub con bastante buena música en la misma ramen street, donde volvimos a cenar en otro local (la verdad que hay más de una docena y podríamos probarlos todos, están brutales).

Bosque de Bambú
Dia 3:

Ha amanecido lluvioso en Kyoto, así que nada de bici, nos hemos ido en autobús al centro de la ciudad, allí nos hemos hecho con unos víveres en el súper y ya hemos comenzado la ruta del día en el “museo internacional del manga”, con una colección de más de 300.000 tomos, y un montón de salas, este antiguo colegio es un deleite para los coleccionistas de este tipo de cómics, después de la visita, como seguía el chirimiri, hemos pasado por el mercado de Nishiki, es como una zona de tapeo pero japonés y bajo techo, nos hemos puesto tibios para callejear un poco y visitar el tradicional barrio de Gion, muy bonito, hemos podido ver una geisha y observar cómo se vuelven locos los japoneses y turistas para hacerle una foto. Además se puede ver de cerca una costumbre que debe ser típica de la gente joven, que es alquilar un kimono para salir de compras y visitar algún templo.
En la entrada del templo Kiyomizu-dera

Ya después de comer y habiendo parado de llover, hemos subido al templo Kiyomizu-dera, muy bonito por dentro pero llenísimo de gente, parece un parque de atracciones aunque merece la pena, para finalizar, hemos vuelto andando otra vez por callejuelas estrechas y con el encanto que caracteriza Kyoto para perdernos un poco en el bosque Tadasu no mori, por desgracia era un poco tarde para entrar y nos hemos tenido que conformar viendo desde fuera los dos templos sintoístas que el bosque alberga, ahora a dormir que mañana toca madrugar de nuevo.









Sayonara!